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23 de enero de 2010

Votantes de Once


Hace 40 años, cuando vine al barrio de Once a poner mi óptica, éste era un barrio judío (yo era una criatura, no seas mal pensado). Las mujeres iban a la feria municipal de Sarmiento y Pueyrredón, con la bolsa en la mano, a comprar arenque marinado, pan Goldstein, lisa ahumada, pletzelej, pastrom ahumado, pepinos agridulces, y la mejor carne, fruta y verdura de la ciudad. A la escuela de enfrente a la feria, la escuela Mitre, le decían el shule Mitre. Y a veces se encontraban dos mujeres que iban o venían de la feria con la bolsa y se ponían a hablar en idish cacareado, mientras se contaban los "najes" de los hijos (najes: palabra intraducible: algo así como las alegrías que dan los hijos). A los hijos nunca les contaban lo felices que estaban con sus "najes", a ellos sólo reproches. Pero, bueno, sigo.

Gardel estaba en el recuerdo etéreo pero sin vestigios, ni una marca de ese viejo Once en ningún lado. Se hablaba de que una de esas casas había sido habitada por el ídolo, pero no estaba claro cuál de todas era, como ahora que está identificada y reacondicionada, y todo alrededor está pintado con filetes artísticos. El abasto era todavía un mercado y Corrientes era un infierno a la hora de la descarga. Después se lo llevaron fuera y liberaron el espacio. Quedó vacío mucho tiempo.

Cuarenta años después, el barrio fue variando inmigraciones; pasaron muchos coreanos que ya se fueron, muchos chinos, bolivianos y ahora peruanos. Los coreanos y los chinos vinieron con plata y se establecieron en comercios, los bolivianos con un oficio o con el tema de la verdulería. Pero los peruanos vinieron muy pobres a un país con pocas oportunidades para pobres. Los peruanos vinieron con nada de nada. Ellos venden por la calle. Alguien los contrata, les da la mercadería, parece. Viven en casas tomadas, todas por la zona.

Cada rato los corren y salen escapando con sus puestitos a cuestas, y se refugian en las calles laterales. Están a lo largo de Av Pueyrredón en su tramo más concurrido que es cerca de la Plaza Once.

Terminan su labor entre las siete y las ocho de la tarde y se ponen a comer en la calle. Parece que alguien les paga la comida a todos. La retiran de un restaurante peruano en una bandeja de plástico con un tenedor y tienen que comérsela en la calle.

Los negocios han cerrado muchos ya a esa hora en las calles laterales, entonces pueden verse decenas de peruanos con sus bandejitas y su pancito, sentados en los umbrales de los negocios cerrados, comiendo su comida. En invierno a esa hora ya está oscuro y uno descubre a los peruanos comiendo en la oscuridad, sentados uno al lado del otro, como las palomas se juntan sobre los cables que cruzan las calles en la altura.

Al barrio no le caen bien los peruanos comiendo en la calle. No le caen bien los peruanos aunque no comieran en la calle. Y cuando los peruanos se van, y dejan su bandejita en el suelo, con algún pancito mordido, y son montones de bandejitas abandonadas, y la mugre se suma a la mugre natural del Once, los patricios habitantes del barrio muestran su desprecio con gestos de asco cuando se cruza uno con otro, sacudiendo la cabeza, mirando los restos de la cena que quedaron en la vereda.

La intolerancia es cada vez mayor. Cada vez van acentuándose más las expresiones de desprecio. Fueron a hablar con el Comisario. Al cuete, pero fueron. Esto no se puede más. No da más. Y nadie hace nada.

Los policias los persiguen. Vienen en bicicleta y de repente se ve a algún peruano contra la pared inquirido por un policía. Los peruanos gritan a los policías. Los peruanos gritan siempre, aunque no sea a un policía. Las mujeres hablan con una velocidad inaudita y a grito pelado, largan kilómetros de palabras sin respirar. Todos enfrentan a los policías, hablan de derechos humanos, de abogados, se despachan contra los argentinos que los discriminan.

Hace unos días llegó un grupo de una decena, todavía medio temprano, y sin importarles que los negocios estaban aún abiertos, se sentaron con sus bandejitas a comer en las vidrieras que todavían tenían la pretensión de hacer la última venta. Un vecino comerciante salió y le dijo a un peruano de muy mala manera que se levantara. El peruano le dijo que no. Entonces el comerciente lo agarró de la camisa y lo arrojó contra el cordón, cayéndosele al peruano la comida al suelo. No lo lastimó pero podía haberlo hecho con el empujón. Los peruanos se juntaron alrededor del comerciante y empezaron a gritarle y amenazarlo, y llamaron a la policía que vino enseguida. Creo que terminó en una demanda contra el comerciante. El policía le decía al peruano empujado que si no tenía lesiones mejor era no hacer la denuncia, que eran muchos trámites, pero el peruano decía que él quería hacer la denuncia y no le importaban los trámites.

Al otro día se armó una con una pareja de peruanos. No sé lo que pasó, pero el tipo se sacó del pie una ojota y se la arrojó a la cara a una mujer policía que estaba recostada en el auto policial que realizaba el operativo. Se juntó medio mundo patricio alrededor para disfrutar el espectáculo igual que los parisinos del vulgo iban a mirar la guillotina.

Yo salgo también a mirar y a terminar peléandome contra los que enseguida se mandan expresiones racistas. A mí me van a colgar en la Plaza Once un día de éstos.

El ojotazo del peruano a la mujer policía mereció una expresión de condena popular: peruano hijo de puta, a una mujer no, exclamaba "lagente" en un murmullo generalizado. De repente la mujer policía avanzó hacia el peruano como si fuera la mujer biónica, revoleó la ojota para arriba y "Hi, oh, Silver!!!" se abalanzó sobre el peruano para pegarle. Los hombres policías la sacaron y tranquilizaron. Mientras, nuevos patricios iban llegando a sus casas y preguntaban qué pasó. Otros, como Raquelita la turca, que volvía de su trabajo (esclavo), me miró diciendo "hay que fusilarlos". Para qué. Vos te imaginás todo lo que le dije, al cuete pero se lo dije.

Se llevaron al peruano en el auto y en unos minutos voló toda "lagente". Y siempre es así, casi todos los días.

El jueves, volvieron a venir a comer con las bandejitas otra docena de peruanos, con chicos, algunos muy chiquitos. Y se sentaron en el mismo negocio de donde fue empujado uno de ellos la otra vez. Pero ahora las cortinas estaban bajas y el comerciante ya se había ido. Sin embargo, todavía era de día. De pronto se escucha una explosión. Miro al grupo y veo que miran para arriba como si alguien hubiera tirado algo que explotó contra el piso. Ellos siguen comiendo sin alterarse. La vereda se ve toda mojada. Al ratito cae otra cosa que explota frente a ellos y yo estoy mirando. Es una bolsa de plástico llena de agua que explota contra el suelo y los moja a todos. Ellos se mojan y no se enojan, siguen comiendo, pero miran para arriba.

Me cruzo para ver quién tira la bolsa. ¿De dónde cae la bolsa? le pregunto a un peruano que está parado comiendo de la bandeja mientra mira para arriba. De ahí me dice, y señala el edificio de enfrente, en el que está la óptica. ¿De qué piso le digo? Empieza a contar, cuenta dos, tres, y me dice...de ahí ve? ¿Qué pasa, no sabés contar? Le digo. El tipo tenía unos treinta años. Sí me dijo, es que me da pereza, ya le digo. Cuenta y dice: del sexto. Luego cuenta de vuelta y dice: no, del séctimo. Los demás comen, mojados, imperturbables.

El viernes, este viernes, de pronto se arma otro tole-tole. Un policía persigue una chica que vende en la calle porciones de torta marmolada, ella se resistió a que le decomisen "la mercadería" y corrió y corrió hasta meterse en las escaleras del edificio de al lado. Ahí empezaron a aparecer un montón de peruanos a defender a la chica. El policía pidió apoyo. Llegaron dos autos de la policía, para decomisarle los cuatro pedazos de torta a la peruanita de apenas 12 años, y que todos decían que era húerfana.

El procedimiento tardó una larga media hora, mientras los peruanos (las peruanas) se mandaban sus espiches a los gritos. La más graciosa (perdonen pero no puedo decir otra cosa), gritaba a la policía: los peruanos les mandamos un batallón a luchar con ustedes en las Malvinas, fuimos los unicos de todo el mundo, ahí murieron "miles" de peruanos que dieron la vida, mi padre murió en las Malvinas, y ustedes nos discriminan, sí, nos discriminan, pero nosotros tenemos abogados, no importa si somos argentinos o no somos argentinos, los extranjeros también tienen derechos sabe? le decía al policía que le replicaba pavadas llenas de soberbia, como: ustedes no pueden venir acá a hacer lo que quieren, callesé, tenga respeto, etc.

Le "decomisaron" la "mercadería" a la peruanita. Se llevaron las porciones de torta marmolada. Mientras, la chica estuvo calmada observando todo el tiempo sin expresión hasta que ví que una de las mujeres le decía: tú llora, tienes que llorar, tienes que llorar y la chica empezó a llorar y se tiró contra el policía que le sacó la torta, y le tiraba de la camisa, mientras la mujer que la indujo gritaba: no la toque a la nena, no la toque a la nena...le está pegando, le está pegando, la está lastimando...y el policía decía: yo no la toqué, yo no la toqué...

En fin...ustedes dirán. Ustedes dirán por qué los peruanos y los bolivianos votan a Macri, igual que los patricios del barrio. Yo soy testigo. Fui presidenta de mesa en el shule Mitre. En todas las mesas ganó Macri. La boliviana de la verdulería dice que hace falta la policía metropolitana para terminar con la inseguridad.

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Pino Solanas, su política buitre y la resolución de Ballesteros

EN QUÉ CONSISTE LA POLÍTICA "BUITRE" DE SOLANAS 9/01/2010
Buitre, porque para conseguir el poder se alía estratégicamente con la derecha como un comensal, y la alienta al proceso de destruir al Gobierno creyendo poder así alzarse con el poder al fin de la destrucción, porque confía en que su discurso más verborrágico e incendiario que el de la misma derecha, va a poder eclipsarlo y finalmente va a poder liderar el último tramo de la destrucción y alzarse con el poder.
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RESUELVO: 1) SOBRESEER DEFINITIVAMENTE en la presente causa N° 14467(expte 7723/98) en la que no existen procesados (art. 434 inc. 2° del Código de Procedimientos en Materia Penal) 2) REMITIR copia de la presente resolución (mediante disco) y poner las actuaciones a disposición de las HONORABLES CAMARAS DE SENADORES Y DIPUTADOS DEL CONGRESO DE LA NACION para su consulta o extracción de copias de las piezas procesales que se indiquen a los efectos que estimen conducentes. TEXTO DEL FALLO Leer comentarios

Cuentos de vida

12/02/2008 EL HOMBRE DEL PODRIDO TORNILLO(cuento)
Voy caminando sin mucho apuro para abrir mi óptica. Desde lejos veo que alguien que no conozco está frente a la puerta. El hombre consulta el reloj en su muñeca. Cruza los brazos sobre el pecho. Levanta la cabeza hacia el cielo. Baja luego la cabeza y mira sus zapatos. Descruza los brazos y mete las manos en los bolsillos. Termina la secuencia espasmódica descansando su esqueleto sobre un auto estacionado, mirando la puerta cerrada de la óptica. Vuelve a mirar el reloj. Sigue...
22/02/2010 - UN ÁNGEL EN COLECTIVO (relato)
Yo estaba tan embarazada, que había pasado la fecha de parto y mi familia me cargaba con la siguiente pregunta ¿y cuándo vas a parir? Y yo me reía, esperando que la naturaleza se ocupara en cualquier momento de que llegara mi bebé.
Lady D también estaba embarazada de su primer hijo. El papá de mi hijo decía que nuestro bebé tenía mejor ajuar que el hijo del Príncipe Carlos. Eran épocas de todo importado, y yo, eufórica por mi maternidad, había comprado el mejor cochecito de Harrod's y las ropas y utensilios para bebé, de lo más hermosos que encontré. Leer completo...
06/03/2008 - LOS GLADIOLEROS (cuento)
En el baño empezó a gotear la ducha. Hace de esto cinco años. Llamé a uno de esos brujos de la humanidad que atesoran saberes aquilatados y añejados en paneles de roble, uno de esos que miramos las mujeres agachando la cabeza, reconociendo nuestra inferioridad por efecto de la prueba contundente.
El plomero, que aparece con su bonete inmenso sobre el cual tiene una estrella, trae consigo herramientas que como la varita mágica, sólo obedecen a su secreto conjuro. La casa es un poco vieja, me dijo al irse, la próxima vez no le va a poder cambiar el cuerito a la canilla, va a tener que cambiar los caños. La sentencia estaba echada.
Cinco años después, es decir, ahora, se volvió a romper el cuerito y volvió a gotear la ducha. Leer más...
9/10/2008 - LOS JUDÍOS Y LOS REYES MAGOS (cuento)
Era la mañana del 6 de enero de 1954. Verano. En ese año yo iría al colegio por primera vez. Era la hija mayor de un matrimonio de judíos polacos inmigrantes. Teníamos un local de comercio seguido de vivienda, como había entonces. En el local, estaba mi papá. En la cocina de la vivienda, estaba mi mamá haciéndome el desayuno. Mis dos hermanitos, de 3 y 4 años, estaban aún en las cunas. Yo desayuné, y como hacía todos los días, salí a la calle a jugar con mis amiguitas. Serían las 10 de la mañana. Salgo a la calle y lo primero que veo es que todas mis amiguitas están juntas, y tienen algún juguete en la mano. Me extrañó muchísimo.
La Susi, mi mejor amiguita, tenía una enorme muñeca de trapo que yo no conocía, y la abrazaba y la ponía en el suelo a caminar, y la muñeca blanduzca se bamboleaba sacudiendo las trenzas rubias de hilos de lana de tejer.Leer Más...
16/09/2008 - MI LIBRO DE LECTURA DEL 55 (cuento)
El 16 de septiembre de 1955 yo tenía siete años, y estaba en "primero superior" (hoy segundo grado) de la escuela primaria.
La Revolución Libertadora trajo un cambio a la Escuela. Desaparecieron los carteles que cubrían las paredes en su parte superior tocando el techo de mi aula. De letras inmensas, decían "Segundo Plan Quinquenal-Perón cumple-Evita dignifica". La palabra "quinquenal" me encandilaba con sus sonidos juguetones, y no entendía bien qué quería decir "dignifica".
La presencia de Perón y Evita se trocó por paredes ascépticas, vacías, que me impresionaron cuando volví a la Escuela, después de unos días de asueto. El retrato de San Martín lucía ahora solitario y único símbolo del aula, como frío testimonio en blanco y negro de una historia lejana, sin la companía de aquellos carteles de colores alegres, de fondo amarillo y letras rojas, que representaban cosas del presente. Leer más...
13/11/2008 - GUEFILTE FISH (cuento)
Como yo soy la intelectual de la familia, mi cuñada Rivke me tiene envidia. ¿Qué creías? Te voy a contar lo que pasó. Era Rosh Hashaná y mamá invitó a hacer fiesta en su casa. Yo no le dije que no, ¿qué, acaso quiero cocinar para diez personas? Si a ella le gusta, que lo haga ella. El día que no esté mamá, va a ser otra cosa. Ahí voy a tener que cocinar yo, porque no voy a esperar que mi cuñada aprenda a cocinar, ni voy a comer esas porquerías que hace que no tienen gusto a nada.
Bueno, te estaba diciendo. Resulta que me puse a leer la historia del guefilte fish, en un libro antiguo de cultura idish. Vos sabés que a mí me gustan los libros, no voy a dejar de leer libros sólo para que mi cuñada no se sienta mal. Entonces leí que el guefilte fish estaba formado por tres distintas clases de pescado por una razón. Yo siempre me pregunté cuál serìa la razón de que fuera necesario hacerlo de distintos pescados. Leer más...
24/12/2008 - UN CUENTO DE NAVIDAD (cuento)
A pesar de ser judía, celebré Navidad mientras duró el matrimonio con el padre de mi hijo, que murió en el año 1994. Era gallego, socialista y agnóstico, pero le encantaba la Navidad, una costumbre que su madre engalanaba con una enorme Empanada a la Gallega que quedó en la memoria de sus cinco hijos. La Empanada a la Gallega de Doña Encarnación, a quien no tuve el gusto de conocer porque llegué tarde a la vida de esa familia, se repetía cada Navidad, con el consiguiente comentario obligado, “nada que ver con la que hacía la vieja”.

Mi nene era muy chiquito, recién ese año se había dado cuenta del personaje de Papá Noel. Su papá se disfrazaba y hacía las delicias de todos los chicos. Le habíamos dicho que iba a venir Papá Noel, con una bolsa de regalos. Leer más...
04/05/2008 - BUNGE ME SALVÓ LA VIDA (relato)
Bunge me salvó la vida con el mismo extraño mecanismo con el que mi hermanito descubrió la palmeta. Primero cuento la historia de mi hermanito. Después retomo con Bunge.
Capítulo 1. El extraño caso de mi hermanito y la palmeta
Un día apareció Raid.
Un aviso novedoso decía por televisión: ¡con la palmeta NO! ¡Llegó Raid! y aparecía en un dibujo animado, una palmeta estrellando insectos en la pared enchastrada de moscas aplastadas, y luego una señorita disparando el Raid por el ambiente. Mi hermanito y yo estábamos mirando televisión, y ambos nos asombramos. Leer más...